Es interesante aprender que aunque todo el día te hayas sentido con ganas de romper todos tus esmaltes (o tirarlos por la ventana, que es casi lo mismo), de golpear la pared hasta sangrarte los nudillos (y no limpiarla después), de llorar en un rincón (y acabar con los kleenex), de escribir hasta destrozar el teclado (aunque la computadora haya costado una fortuna)...aún hay terapias que nunca esperarías que funcionaran.
Al parecer, esperar en una cola durante más de una hora (culpa del estreno de Iron Man 3), comprar dulces (y maní con pasas) y ver una película divertida con tu tía (a pesar de que a la mitad la cortaron por un problema con el proyector) es una de ellas.
El mundo aún puede sorprenderte.
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