domingo, 26 de agosto de 2012

Necesito un largo respiro.
Un descanso.

O un subidón de adrenalina.

(Cualquiera me va bien, en serio)

domingo, 19 de agosto de 2012

Muchos dicen...


De loca, ya me han tratado bastante. Sigo esperando que la gente se acostumbre. Y sí, amo ser loca, porque no es solo que la normalidad esté sobrevalorada.....es que la vida es muy corta para ser normal!!!

Para entender por qué escribo esto ahora (sí, dije ahora, porque sé que eventualmente habría terminado escribiéndolo), pasen por aquí.

Adoro chatear o skypear (si no existe esa palabra, me la invento, ustedes la entienden y todos contentos) con mi loquísima hermanita internacional. Es que algunas veces conectamos a un nivel que nos deja patitiesas hasta a nosotras mismas. Cada día nos acostumbramos más a que la otra diga JUSTAMENTE lo que estábamos pensando o a saber cómo va a reaccionar incluso antes de que le contemos que pasó algo. 

Ella nunca me juzga por nada. Sé que puedo decirle cualquier cosa y me animará como solo ella sabe hacerlo. Me gusta que se ría cuando digo "aish", me gustan sus despedidas temporales o hasta el día siguiente y saber que si silencia el skype es porque su mamá está cerca. Me gusta saber qué cosas le han pasado en el día y contarle las que me pasaron a mí. Y me gusta que compartamos cómo nos sentimos de verdad sobre lo que nos pasa. A veces, me sorprende que ella sepa que algo me pasa cuando apenas acabo de saludar y creo que lo he hecho como todos los días. 

Me gusta poderle decir "estoy leyendo tal libro" e intentar contarle lo genial que es sin spoilearla, me gusta poder maldecir y bendecir en nombre de Bob esponja y que nos parezca divertidísimo decir "esto es de vida o  mato a tu gato" y que la otra responda "no tengo gato". 

Me gustan esos momentos de locura simultánea donde decimos cosas loquitontas hasta cansarnos o, mejor dicho, hasta que ella tiene que ir a dormir (porque TIENE que dormir más mientras puede). Igualmente disfruto esos silencios largos de los que salimos con un "lalalalala" y ambas sabemos que tenemos que decir algo sobre lo que estamos haciendo. 

Me gusta que cuando se desconecta repentinamente o no se conecta en absoluto, que fueron la lluvia y los truenos, o las tareas del colegio, o alguna comida con su familia y, por supuesto, me divierte siempre acertar

Me da risa que me fastidie, y valoro que siempre se preocupe cuando me deprimo por algo (o alguien). Me parece genial que sepa exactamente cuántos "ja" uso para decir que esto riendo mucho. 
Adoro que comentemos cómo vamos con los libros que escribimos y nos emocionemos por ambas a pesar que no hemos leído el libro de la otra y pensamos esperar sagradamente hasta que salga en pdf. Me gusta también que nos alabemos mutuamente y nos deseemos lo mejor. 
Y, también, que ella sepa de mi obsesión con las faltas ortográficas en los libros y confíe en mí para corregir.  

Me gusta cuando planeamos cosas para la revista juntas y sepamos que somos exactamente el complemento de la otra: yo mega-organizada y ella mega-divertida. 

Me divierte cuando se inventa palabras y ambas las agregamos a nuestros diccionarios mentales. Igual que las competencias cuando nos conectamos para ver quién habla primero y escribir nuestros nombres en mayúsculas, repitiendo/alargando tanto las letras como sea posible.

Adoro esos instantes cuando pasa algo malo y las dos decimos en simultáneo: "es el destino, que nos odia!!"

Me encanta poder ser divertida, tonta, mala, cruel, exasperada, romántica, y todo el remolino emocional que siempre tengo y que ella tenga las frases correctas para cada cosa. La adoro por poder contarle cosas que a veces no le cuento ni a mis mejores amigas. Y lo mejor, que ella entienda.

En fin....! Si alguien no entendió lo mucho que he llegado a adorar a esta peque de mi corazón, pues debería plantearse llegar temprano a la repartición de cerebros en su próxima vida (u.u qué mala soy). Ella es mi pequeña y extremadamente dulce hermanita internacional y la quiero totalmente, hasta el infinito y más allá.

Porque con ella todo lo que necesitamos, es fe, confianza...y mucho polvo de hadas (felizmente que tenemos grandes minas de eso).

Para Meli, con muchos besos y caaaaaaaaaaaaaaaaaaaaalma :)

miércoles, 15 de agosto de 2012

martes, 14 de agosto de 2012

Si no es imposible, no es el amor de tu vida.


Hoy me acordé de....llamémosla Fernanda.

Fernanda era una de mis mejores amigas en el colegio. Luego nos distanciamos un poco pero siempre retomamos el contacto (creo firmemente que la distancia nunca es problema cuando luchas contra ella por una persona que realmente te importa). Ella es…no sé, bastante enamoradiza. 

Y, para colmo, es como si Cupido y el karma hubieran decidido agarrárselas en su contra. Digamos que desde que la conozco, cada año conoce un chico que es el que le remueve el mundo y que nunca, repito nunca, está disponible para ella. Repasemos...

Año 1:
estuvo con L****. Cuatro meses después de "absoluta felicidad", él la cortó para regresar por su ex, con la que llevaba viéndose incluso desde antes que continuaran su relación. ¿Resultado? Seis meses de absoluto sufrimiento. (¿Mencioné ya que tiende al dramatismo?)

Año 2: 
Estuvo con P*****, un chico que lucía tierno y tranquilo. Pero, más que eso, Fernanda terminó preguntándose si no estaba con P***** solo por lástima. Y ahí todo se fue a la mierda de nuevo. Porque P***** aprovechó muy bien el sentimiento de culpabilidad y se lanzó en desbancada, tratándola como si fuera un perro callejero al que le daba las sobras (disculpen la comparación pero fue una frase que ella repitió mucho). Acortando: él se aburrió - la dejó - volvemos al sufrimiento.

Año 3: 
L**** volvió a su vida. La buscaba, hablaban, y él repetía constantemente que era agradable haberla recuperado como amiga (uf, sí, claro). El chico salía con otra chica, pero siempre regresaba a “visitar” a Fernanda en los peores momentos. Una vez incluso se apareció fuera de una fiesta en la que estábamos, ella salió y se pasó toda la fiesta hablando con él en el parque enfrente del local donde se celebraba.

Año 4: 
Parecía que por fin las cosas se arreglaron cuando conoció a D****. Era un chico de la universidad. Fueron amigos un buen tiempo hasta que ella se enamoró de él y al parecer también él de ella. Arreglaron sus horarios para verse en todas las clases. Estuvieron saliendo un mes (que incluyó besos y arrumacos) hasta que Fernanda se enteró que D**** tenía enamorada. Sufrió, casi le da un ataque, lloró y todo pero….¡¡siguió detrás de él!! ¿Su excusa? Estaba enamorada.
Obviamente, eso tampoco iba durar. Ni siquiera la idiota inocente Fernanda pudo seguir adelante cuando le dijeron que la famosa enamorada iba a dejar los estudios porque estaba embarazada....
D**** se lo dijo de frente, sin anestesia y dejaron de verse.

Año 5 (donde dejé la historia):
¿No le alcanzó a Fernanda para hacerse socia de Kleenex con todo lo acumulado en los anteriores años? Bueno, mira por dónde viene D**** diciendo que en verdad el hijo no era de él y que su enamorada ahora es "su ex"....

Ahora, cada vez que repaso las idas y venidas de Fernanda, se cuela ese 31 de diciembre en el que mi mejor amiga y yo pasamos el año nuevo juntas. En medio de la locura, nos acordamos de Fernanda y revivimos los viejos tiempos. Y, como cada vez que empezaba el año, nos preguntamos si estaría dándose su baño floral para cerciorarse de que ya se había olvidado del último cretino.
Porque Fernanda sigue un lema inquebrantable: "Si no es imposible, no es el amor de tu vida”

viernes, 10 de agosto de 2012

"Quiero hacer algo con mi cabello"....parte II

¿Recuerdan esa famosa peluquería en la que tuve que sacar cita con dos meses de anticipación?

Bien. Allí estuve el día indicado. Me escapé Salí del trabajo y fui. Fue rico ser tratada tan bonito. Esa gente está acostumbrada a tratarte como si fueras el dueño de la tienda. 

Primero, dicen que quien quiere celeste, que le cueste. Pero a mí me la asignaron sin trámite (suertuda yo).
Celeste me cayó de putamadre. Tal vez tuvo que ver con la experiencia que parecía tener en aplicar tratamientos capilares. O  quizás fue porque me decía "nena" y yo termino irremediablemente enamorada de cualquiera que me diga así.

A todo esto, Celeste era más "linda" que yo. Nada le quitaba su cabello perfecto, su nariz perfilada, su metro ochenta ni su cintura de envídiame-mira-lo-flaca-que-se-puede-llegar-a-ser-sin-morir-en-el-intento. Me hubiera pisoteado la autoestima si no fuera porque Celeste era un travesti y me convencí de que ese detalle hacía que no jugáramos en las mismas ligas (déjenme ser feliz creyéndolo).

Celeste era una experta. Así que me limité a asentir a todo lo que decía.

-Nena, ¿podrías mover tu cabeza más acá?
-Nena, tu cabello va a sonreír después de esto.
-Ay nena, ¿tienes idea de qué corte te hago?

Y ahí andaba yo, sintiéndome feliz. La imagen del espejo, con mi cabello apuntando en todas direcciones era perfecta dentro de mis límites (me gustan los cortes que me hacen ver despeinada porque así tengo excusas para no perder tiempo con el peine).

Celeste me despidió con un: "Y ahora ya puedes respirar tranquila, nena". 

Todo para que al llegar a casa mi primo me mirara y dijera: "pareces la mala de una telenovela".


jueves, 9 de agosto de 2012

Traducción


*Aviso: Usted tiene un correo nuevo*


Valeria, envío los nuevos ingresos. Mañana vienen 5 personas  a firmar sus contratos. 

Necesito que tengas listos los materiales, y sus uniformes (adjunto excel con las tallas, todas son mujeres).

Por favor, coordina la entrega de sus celulares de la empresa.

Estarán mañana a las 4:00 p.m. y traerán sus fotos para los fotocheck. 

Cualquier consulta me avisas.

 Saludos Cordiales,
Señorita nunca-tengo-suerte-con-mis-tintes.

*Responder*

Señorita nunca-tengo-suerte-con-mis-tintes,

Materiales se los da la promotora (pero ahora están agotados en todos los mercados por problemas con el proveedor).

De uniformes, solo hay 2 polos talla XL (ambos de hombre). En almacén tampoco quedan en stock.

Celulares no habrá hasta nuevo aviso del joven ya-pe-causita.

Traducción: estamos jodidos. (O somos pobres. O ambas)


Saludos, 
Valeria (la chica de los paréntesis)

*Correo enviado*

miércoles, 8 de agosto de 2012

Ay dioses! Terminé. Putamadre. adkjaskjdabshkjdsd

Terminé. 

Gracias al cielo, aún me quedan dos libros de esa saga para despedirme de esa historia. 

domingo, 5 de agosto de 2012

Mira, no es que me caigas mal. De hecho, me caes bien.

El punto es que SIEMPRE terminamos hablando de libros. No importa por dónde empecemos, ni cuánto desee mantener ligera la conversación. Y mucho menos que no me guste hablar de libros (es una de las grandes pasiones de mi vida).

Es raro encontrar alguien a quien le gusten tanto los libros y lo aprecio.

Es solo que no hablamos de NADA MÁS.

Pero...¿cómo decirlo? *suspiro* ME ABURRES.

sábado, 4 de agosto de 2012

Ser jefa


Ayer me ascendieron. Pero no me ascendieron. 

Entiéndase: mi jefa renunció. Y como no hay nadie para reemplazarla, yo estaré intentando que la cuenta no se vaya al carajo quede sin alguien que solucione las cosas. Así que por una semana tengo el derecho de decir sutilmente que soy "la encargada de la cuenta".

Podía: 

A) Ser feliz porque aprenderé mucho, sabré cómo se maneja una cuenta, podré tomar decisiones importantes...(bla bla bla)
B) Putear al planeta porque tengo más cosas que hacer, tengo que pasar más horas en la oficina. 
C) Disfrutar un poquito porque tendré tres celulares con saldo libre, una laptop de la empresa, un corcho adhesivo más grande y una reserva infinita de post-it y clips de colores.
D) Todas las anteriores.


Para hoy, todavía no estaba decidida.

Llegué y empecé a cambiar en la cuenta todas las cosas desordenadas que mis jefes nunca quisieron cambiar (dictadura total).
Registré todas las quejas que ellos nunca quisieron atender y empecé a girar engranajes que siempre les dio flojera mover (uy, sí, la empleada del mes).
Les juro que me sentí poderosa, feliz, en plan soy-jefa-quiero-serlo-siempre. Ah, claro, morí en el proceso pero eso es otra historia. Lo que importan son los momentos de placer.

Ejemplo:

RR es el jefe comercial y uno de los socios. Tenía un pendiente sobre el que le comenté y me llamó a su oficina para que conversáramos con una auditora que ya me conocía. 

La escena planeada fue esta:
RR: La señorita E*** renunció por un tema de estudios. Valeria la estará reemplazando en sus tareas. Esto será solo por una o dos semanas mientras conseguimos un reemplazo. 
Auditora: Ah, bueno. 

Esto fue lo que pasó:

RR: La señorita E*** renunció por un tema de estudios. Valeria la estará reemplazando en sus tareas. 
Auditora: Ahhh, Vale, qué genial. Sí, me parece bien, hasta ahora siempre has cumplido con todo lo que te hemos pedido y eres muy despierta y una chica muy inteligente. Ya verás que...
Yo: En verdad solo es por una semana hasta que consigan a alguien.
Auditora: Oh,....bueno, eso no quita que seas una gran muchacha.

Así que who-the-fuck-cares que NO me vayan a pagar más. 

Me gusta ser jefa. 
Y, aún así, QUÉ BUENO que no vaya a durar.

miércoles, 1 de agosto de 2012


Hoy soñé con mi padre.

Él estaba sentado en uno de los sofás que teníamos en nuestra gigantesca y hermosa casa en el pueblito donde crecí. El sillón, sin embargo, estaba en medio del huerto-jardín que había en la parte de atrás de esa casa.

No sé por qué, yo tenía una hoja y un lapicero. Y los guionistas de mis sueños NECESITAN explicarme por qué carajos estaba yo escribiendo en ella una lista de todos los chicos que me gustaron/me gustan/les-tengo-ganas.

Era una cosa muy detallada (con pros y contras de cada uno), y un casillero final que decía: DECISIÓN. Pero yo no llené ese casillero, solo me levanté y se la di a mi papá.

Mi padre sí lleno el famoso casillero. Empezó a poner cosas como: "De NINGUNA jodida manera" (en rojo). O “aceptable pero tiene que hacer méritos”. O (morí con esta) “¿estabas borracha?”.
Se reía mientras leía, en plan: ¿en serio quieres que acepte a este ridículo? O alzaba los ojos al cielo como quien dice: “¡ay! ¿quién entiende a esta muchacha?”.

Finalmente me devolvió la hoja. Recuerdo pocos de los nombres que le pasé. Algunas opiniones me sacaron carcajadas. Otras, quise abrazarlo fuerte (pero con cuidado, que la última vez que mi madre lo hizo, le rompió los lentes).

Al final de la hoja había un gran: “Papá te quiere mucho. No lo olvides”, en esa letra hermosa que sólo él logra conseguir.

Y después de revisar toda la columna “decisión” me di cuenta que mi padre no había aceptado a nadie.

Tu hija te quiere mucho, papi.