—Vamos a tomar un rato.
—Dale, me apunto.
—Luego vamos a un boliche y así acabamos la noche.
—No me gusta bailar, pero por vos, voy.
—¿No te gusta bailar? Pero....¡¿por qué?!
—Mirá, todo depende. Si querés ir a bailar para seducir o que te seduzcan, no podría ir. Tendría que chamuyarme una chica y no podría hacerlo mientras haces eso.
—¿Se supone que eso tenga lógica?
—Si querés ir a bailar voy, si querés ir a levantarte un chabón, no.
—¿No puedo hacer las dos cosas?
—Claro, pero entonces no tengo nada que hacer.
—Pero habrá más chicas, y una tiene novio, baila con ella.
—Eso ya lo sé, yo hablaba de vos.
—Seduce a alguna que esté por ahí con cara de despistada.
—No es mi estilo.
—Oh, creo que ya entiendo, ¿te parece si me seduces a mí y yo finjo que caigo?
—Me parece genial.
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